Como suele ocurrir en nuestro
mundo laboral, cada cierto tiempo aparece una nueva ley, un nuevo sistema constructivo
o una nueva herramienta que nos obliga a
renovar la formación, ampliar
conocimientos y mejorar nuestras aptitudes para poder ofrecer un servicio de
calidad; en definitiva, nos obliga a ejercer la profesión y a ser profesionales
(que desgraciadamente no siempre va íntimamente ligado)
Aunque hace ya un tiempo que aquello que se conoce como BIM existe, es
ahora cuando parece que se ha convertido en una realidad, empezando a ser
demandado cada vez más en la formación de los técnicos y que en vistas de un
futuro no muy lejano, será la herramienta básica para nosotros.
Sin embargo y desde el punto de
vista de mi pequeña experiencia profesional me asalta una gran duda. ¿Es
realmente compatible el planteamiento o sistema de trabajo BIM con la manera o
forma de trabajar en obra en España?.
Está claro que cada vez se va
mejorando el sistema de trabajo en la construcción, principalmente en el ámbito
de control y organización de la obra, pero llegado el momento de la verdad creo
que debemos pararnos a pensar y razonar hasta qué punto es factible o mejor
dicho, hasta qué punto se le puede sacar el mayor rendimiento a las
herramientas BIM sin modificar la
metodología de trabajo que existe en la actualidad; desde el nivel de inicio y
redacción de proyectos hasta la propia ejecución.
Si bien es cierto que para
grandes construcciones (ya sean complejos residenciales, grandes oficinas, etc.)
el nivel de planeamiento y organización son muy elevados, también se ha de
decir que en muchas ocasiones cuando nos enfrentamos a obras de un nivel
intermedio o menor, toda esa previsión y estructuración de los trabajos se va
reduciendo. Y es a este punto donde quería llegar. Repito que lo que aquí
expongo es desde mi reducida experiencia laboral y de las situaciones que me he
ido encontrando en diferentes fases de un proyecto, ya sea durante su redacción
como durante la ejecución del mismo. Por lo tanto (y aquí viene el punto que
más interesante me parece), sería genial que comentarais y dierais vuestra
opinión o experiencias para poder "mapear" el estado general de la
profesión en la actualidad y comprobar
si lo que yo he visto es una excepción o es la realidad.
Personalmente soy partidario de
estos sistemas de trabajo y control, de hecho siempre he defendido que parte
del éxito y calidad de un proyecto radica directamente de plantear y realizar
un proyecto detallado que contemple en la medida de lo posible toda la
información y prescripciones que deben llevarse a cabo durante su ejecución, pero cuando
uno abre las puertas de la universidad y sale a la calle se topa con la realidad. Y la realidad con la
que yo me he ido encontrando es la premura de los plazos de entrega, la falta
de previsión y la confianza plena en la resolución de problemas a pié de obra.
Proyectos que no definen bien los
acabados, modificaciones de los mismos que no siempre quedan plasmadas en un
plano, falta de detalles constructivos o lo que no sé si es peor, copia y pega
de soluciones tipo, escaleras mal resueltas o sin definir y un largo etc. son
solo algunos de los ejemplos que se me ocurren citar.
Por suerte nuestra formación y
capacidad nos permiten ir adaptándonos y solucionar estos problemas (de ahí
nuestra validez y la importancia de la presencia en obra), pero si esta metodología de "saca pronto el proyecto que luego ya
iremos viendo y solucionando los fallos" es una constante me asalta la
duda de la efectividad que puede tener el empleo de herramientas BIM.
Es cierto que la existencia de
esta herramienta puede ser el punto de inflexión para que comience a cambiar
esta metodología de trabajo desde la fase a nivel de proyecto (que es desde mi
opinión, donde debe iniciarse este cambio de mentalidad), pero creo que aún se
está muy lejos de que el uso de estas herramientas sea completamente efectivo,
ya que si como jefe de obra o director de ejecución, el proyecto está
incompleto, por mucho seguimiento que se pretenda realizar de la obra y mucho
BIM que se pretenda emplear, realmente no se le estará sacando la utilidad del
mismo.
Entiendo que al leerme parezca
que no esté muy conforme y convencido de esta nueva herramienta de trabajo,
cuando en realidad es todo lo contrario; pero creo que hace falta cambiar
bastantes cosas antes de que su empleo se convierta en una realidad factible y
permita mejorar nuestro trabajo. Y los cambios a los que me refiero creo que
deberían comenzar directamente desde la propia formación de las universidades
(que no siempre va al ritmo y actualización que debería) y de parte de nosotros
los técnicos, ya seamos arquitectos técnicos, arquitectos, etc. ya que en
cierta medida somos los que nos encargamos de proyectar, definir, plantear y
controlar cada proyecto.
No se puede obviar la realidad de
la construcción y es que no dependemos
de nosotros solos, la figura del promotor, las constructoras y un largo
etcétera, influyen (desde mi punto de vista demasiado y por desgracia) en el
desarrollo de nuestras actividades, lo que hace
difícil que esta "revolución" se pueda llevar a cabo de manera
dinámica y fluida.
Realmente espero que os animéis a
compartir vuestras impresiones sobre el asunto
y aportar tanto opiniones y
vivencias personales como sugerencias, ya que entre todos podemos aportar un
pequeño granito de arena para cambiar la dinámica y como siempre digo, aprender
entre todos que nunca viene mal. Así que
os leo en los comentario que serán más que bien recibidos.
Un saludo y gracias compañer@s!
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