Una visión general sobre las posibles causas
Empecemos por el principio, ¿qué
es un asiento?. Se pueden encontrar numerosas definiciones de asiento en lo que
se refiere al comportamiento del terreno/cimentación; y pongo
terreno/cimentación porque el asiento en sí puede producirse en ambos elementos,
no exclusivamente en uno de ellos.
Aunque siempre que surge la
palabra asiento, se suele relacionar con unas consecuencias o efectos
negativos, no debemos olvidar que un
asiento no tiene porqué implicar un daño o lesión; de hecho el fenómeno de
asiento es más que conocido, contemplado, controlado y aceptado en
construcción.
En mi opinión, actualmente se ha
caído en una tendencia de achacar cualquier movimiento estructural relativo a
las cimentaciones a los asientos de las
mismas. Y cuando surgen problemas de
asientos, aparece ligada la palabra micropilote, panacea mundial; y bien, ¿es
esto así de fácil?, no lo creo. El comportamiento estructural de un edificio
es lo suficientemente complejo como para
considerar que cualquier problema de "asiento" se deba a la
cimentación y que cualquier problema de asiento se reduzca a la ejecución de
micropilotes.
Muchas veces, cuando nos
planteamos el estudio de una construcción que está sufriendo movimientos vivos
o los ha sufrido y que éstos parecen
directamente relacionados con la base de la misma, centramos toda la
atención-culpa a la propia cimentación
olvidándonos del terreno. Es
cierto que conocer de forma amplia el
terreno sobre el que se asienta una construcción no es fácil, pero también lo es que no siempre
se hace o estudia todo lo posible para conocerlo mejor.
Sobre este tema he llegado a oír
de todo, desde que los asientos son algo
normal y que tienen fácil solución, hasta que los asientos son casi
inexistentes y la mayoría de actuaciones en cimentación que se hacen son
innecesarias. Como todo en esta vida ni lo uno, ni lo otro.
Los problemas de, llamémoslo movimientos de asiento, pueden ser
fruto de cuatro causas principales, aunque cada una de ella tendrá otra serie
de causas específicas. La primera es el estado de la cimentación, la segunda el
estado del terreno, la tercera es la combinación de las dos anteriores y la
cuarta la relaciono con elementos o causas ajenas tanto del terreno como del
propio edificio.
Si centramos el objetivo en la cimentación, las causas originarias del
movimiento de asiento pueden deberse a
defectos de cálculo o constructivos, tal vez se haya calculado de forma errónea
la sección de la zapata, falten armaduras, el hormigón elegido no sea el
correcto y un largo etcétera. En este caso el terreno permanece inalterado, no
está sufriendo variaciones o modificaciones que afecten a la cimentación, sin
embargo esta sufre un movimiento y por
consiguiente se refleja en la aparición de lesiones tanto en el resto de
elementos estructurales como de fábrica. (tabiquerías, falsos techos, etc.).
Si bien, con una cimentación calculada
correctamente también puede aparecer el fenómeno del movimiento de asiento. En
este punto me parece oportuno recalcar que el terreno no es un medio homogéneo y que en muchos casos cuando se
construye sobre él, se conoce realmente un porcentaje muy bajo del mismo. Es
cierto que el terreno no es un medio que por sí solo (sin agentes externos) sufra grandes variaciones, pero su
formación y composición aportan una información muy valiosa que se ha de
analizar con cuidado para valorar posibles estados críticos o de inestabilidad, como pueda ser el caso de
tener un estrato rocoso de poco espesor y que inferiormente se encuentre otro estrato más irregular o alterable como
arenas o arcillas. Además la existencia de terrenos agresivos o expansivos
también pueden suponer un riesgo para la cimentación, ya sea dañándola mediante
ataques directos (físicos o químicos)o provocando que la estructura se vea
obligada a realizar movimientos que no han sido contemplados durante su diseño.
Junto con estos problemas más conocidos
que puede presentar el propio terreno, aparecen otros comportamientos propios
del mismo pero que son más difíciles de controlar y prevenir; un ejemplo claro
de ello es el fenómeno denominado subsidencia
del terreno. La definición de
subsidencia puede ser relativamente "complicada" pero a muy grandes
rasgos podríamos entenderla como un
hundimiento del terreno. Al ver la palabra hundimiento en nuestra mente puede
aparecer la imagen de un socavón, sin embargo más que un hundimiento
como tal, hemos de entender la subsidencia como un descenso del terreno. Este descenso puede afectar a
una zona reducida o una extensión tan amplia como el de una ciudad (véase los
casos de las ciudades de Murcia y Orihuela, las cuales se encuentran afectadas
por dicho fenómeno)
Las causas que lo originan pueden
ser diversas y no se va a entrar en ellas en este texto, pero su existencia
plantea una posible duda, ya que, aunque desde mi punto de vista haya
considerado la subsidencia como un problema del terreno; tal vez la necesidad
de que aparezcan ciertos factores poco controlables por el ser humano para que
esta se produzca, puede ser un posible razonamiento para incluir la subsidencia
como un agente externo.
En el caso de la interacción entre el propio terreno y los
cimientos de la construcción pueden aparecer incompatibilidades que generen
como resultado el movimiento de asiento y las lesiones posteriores. En
este caso se hace complicado dar un ejemplo claro, ya que estas
incompatibilidades son fruto de varios focos los cuales se centran a su vez
tanto en la cimentación como en el estado del terreno. En cimentaciones más
tradicionales o mejor dicho convencionales, las posibilidades de que se produzca
esta incompatibilidad son tal vez mínimas; sin embargo, en cimentaciones de
profundidad como el caso de muros pantalla o pilotes, el porcentaje sea mayor
debido a que el conocimiento del terreno en las cotas más profunda es mucho
menor y el control de la correcta ejecución de los elementos estructurales se
hace más complejo. Si combinamos un terreno poco estable con una mala elección
de una solución constructiva (pilotes sin encamisado o no emplear lodos
bentoníticos a la hora de realizar el muro pantalla) puede conllevar que el
hormigonado o armado de estos elementos sufra importantes defectos y/o
variaciones los cuales conlleven a la aparición de lesiones
Los agentes externos suelen ser
en muchos casos el origen de que se produzca el movimiento de
asiento. Cuando tenemos un
comportamiento perfecto entre el terreno y la cimentación, pueden aparecer ciertos elementos que alteren alguno de estos
factores o a ambos. Las fugas de canalizaciones de agua (potable o residuales)
suelen provocar o la alteración directa
del suelo (terrenos kársticos, arcillas expansivas, etc.) o la de la
cimentación, afectando al hormigón o zapatas de mampuesto en construcciones
históricas, o a las armaduras embebidas (procesos de oxidación/corrosión).
Otras veces estas fugas de agua
pueden provocar "lavados del
terreno", al igual que sucede cuando en el subsuelo existen ríos
subterráneos o acuíferos. La acción del agua produce desde el arrastre de material en capas inferiores, (lo que
provoca la aparición de túneles o vaciados en el terreno) hasta la mezcla o
disolución del mismo. Esto último puede aparecer cuando el terreno lo conforman
estratos de arenas, arcillas y gravas. La disolución de las partículas más
finas en el propio elemento acuoso
provoca una reordenación de los materiales existentes en el terreno, lo
cual puede derivar en deformaciones del
mismo debidos al cambio de volumen que
presenta durante esta transformación.
La existencia de obras
colindantes a la construcción afectada suele ser otra de las causas que pueden
provocar un movimiento de asiento. Durante fases de excavación o movimientos de
tierras, se pueden dejar cimentaciones descalzadas, o el terreno próximo a
estas desprotegido frente a las acciones climatológicas las cuales pueden
conducir a un posterior movimiento de tierra . En ocasiones más puntuales,
durante la ejecución de la cimentación de la construcción colindante se pueden
producir ciertas "agresiones" a la cimentación de nuestro edificio/construcción
objeto de estudio; e incluso una vez terminada la obra, la modificación del
bulbo de presiones en el terreno puede
provocar su deformación o agotamiento induciendo a que se generen los movimientos de asiento.
Por último y por obvio que pueda parecernos, cuando se produce
una catástrofe natural el terreno puede verse afectado por la misma y derivar esta afección en lesiones. Pequeños
terremotos que pueden ser absorbidos por
la estructura de la construcción, pueden sin embargo, alterar el estado del
suelo y generar o favorecer que se produzcan daños derivados de estos cambios.
Lo mismo sucede en el caso de las inundaciones, las cuales además de
arrastrar el terreno pueden modificar puntualmente el nivel freático con los
riesgos que esto conlleva.
Soy consciente de que me dejo
algunas causas que originen los
movimientos dañinos de asiento y que no están todos definidos y
explicados al "dedillo", pero me parecía interesante plantear el
problema desde una visión general para
recordar que no todo es tan fácil y que no siempre hemos de llevarnos por la
primera intuición a la hora de plantear un problema y definir sus causas, en
este caso cuando se producen asientos.
Como siempre digo, abierto estoy
a críticas, apuntes o peticiones para que juntos aprendamos todos un poquito
más cada día. Gracias por leerme y hasta la próxima compañer@s.
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